Cuando miramos a nuestros hijos/as los vemos perfectos/as, esa piel tan preciosa, esos mofletes sonrosados, ese cabello brillante, esa sonrisa llena de vida, esos pequeños saltitos, esa risa contagiosa..... todo en ellos/as es único....... Pero entonces nos miramos al espejo y nos criticamos a nosotros mismos, porque no somos exactamente lo que los cánones de belleza marcan, tengo que recuperar mi peso, tengo una arruga nueva.... Pero ¿para que queremos ser un prototipo de algo irreal?. Ayudemos a nuestros hijos a seguir amándose, siendo el ejemplo con nuestra propia aceptación, todo ello antes de que tomen una idea errónea de la esencia de la verdadera belleza. La belleza que nos da el ser únicos y genialmente diferentes.
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