Mostrando entradas con la etiqueta DESARROLLO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta DESARROLLO. Mostrar todas las entradas

viernes, 23 de mayo de 2014

PROYECTO RECICLAJE

 
Para todos aquellos interesados en hacer más sencilla y potenciar desde pequeños la gran importancia de usar los recursos de los que disponemos de forma eficiente, aquí os dejo las que he puesto en marcha esta misma semana.

-1. Identificar la zona de reciclaje  ( de la página Chica and Jo)

2. Poner etiquetas en los cubos ( Sparklebox)

3. Y a reciclar!!

Recursos para el casa y el cole.( Sparkleblox)


Juego de Reciclaje para imprimir  ( Leapfrog)








 Ver a otros niños ayuda también!




Y su serie favorita mucho más!









miércoles, 14 de mayo de 2014

LA SILLA DE ... LOS ABRAZOS




Con ideas como estas, la sociedad da pasos que nos hacen crecer sabiendo que el mundo es un lugar agradable y lleno de cariño. Menos sillas de pensar en soledad, y más sillas de amor y acompañamiento. 

 Artículocompleto en Aulas creativas.




Un día de clase, cuando les propuse a mis alumnos escribir una simple frase, uno de los niños levantó la mano para confesar, no sin cierto pudor y timidez, que él no sabía escribir.
Era toda una declaración de sus supuestas limitaciones. Yo no tenía ninguna duda de que habría otros en su misma situación, y que lo que acababa de decir serviría para el resto. Así que le respondí: "Todos sabemos escribir, a nuestra manera. Lo único que tenemos que conseguir és que los demás nos entiendan". Finalmente, el niño escribió la frase, y se sintió feliz y orgulloso por haberlo conseguido. Al cabo de los días, su alegría fue creciendo al comprobar que todos le entendíamos más y mejor.
Era el principio de curso de primero de Primaria, y nos embarcábamos en el océano del aprendizaje en el barco "El Cervantes", por el que viajamos a un montón de islas del saber. Si nuestro periplo tuvo éxito fue porque todos éramos conscientes de que lo importante no era llegar antes, sino asegurarnos de que el barco llegaba a buen puerto de una sola pieza. Todos pusimos esfuerzo, ilusión y ganas de aprender, por gusto y no por obligación. Los deberes se convirtieron en placeres y las obligaciones en devociones.
Vuelvo al primer día de ese curso: recompensamos el esfuerzo de ese niño con abrazos intensos, efusivos y cariñosos por parte de todo el grupo. Tan fuerte fue la oleada de apoyo que tuvo que sentarse en una silla para poder aguantar la avalancha de entusiasmo.
Así fue como surgió "la silla de los abrazos".
Estamos en un nuevo año y un nuevo curso, y nuestra silla, diferente pero igual, preside el aula. Lista para ser el receptáculo de las emociones intensas que se experimentan a esa edad, y para ayudarnos en la ruta que seguirá nuestro barco este año.
- See more at: http://aulascreativas.net/aulas/la-silla-de-los-abrazos/las-islas-del-saber?v=1#sthash.dbhpFNL7.dpuf


Un día de clase, cuando les propuse a mis alumnos escribir una simple frase, uno de los niños levantó la mano para confesar, no sin cierto pudor y timidez, que él no sabía escribir.
Era toda una declaración de sus supuestas limitaciones. Yo no tenía ninguna duda de que habría otros en su misma situación, y que lo que acababa de decir serviría para el resto. Así que le respondí: "Todos sabemos escribir, a nuestra manera. Lo único que tenemos que conseguir és que los demás nos entiendan". Finalmente, el niño escribió la frase, y se sintió feliz y orgulloso por haberlo conseguido. Al cabo de los días, su alegría fue creciendo al comprobar que todos le entendíamos más y mejor.
Era el principio de curso de primero de Primaria, y nos embarcábamos en el océano del aprendizaje en el barco "El Cervantes", por el que viajamos a un montón de islas del saber. Si nuestro periplo tuvo éxito fue porque todos éramos conscientes de que lo importante no era llegar antes, sino asegurarnos de que el barco llegaba a buen puerto de una sola pieza. Todos pusimos esfuerzo, ilusión y ganas de aprender, por gusto y no por obligación. Los deberes se convirtieron en placeres y las obligaciones en devociones.
Vuelvo al primer día de ese curso: recompensamos el esfuerzo de ese niño con abrazos intensos, efusivos y cariñosos por parte de todo el grupo. Tan fuerte fue la oleada de apoyo que tuvo que sentarse en una silla para poder aguantar la avalancha de entusiasmo.
Así fue como surgió "la silla de los abrazos".
Estamos en un nuevo año y un nuevo curso, y nuestra silla, diferente pero igual, preside el aula. Lista para ser el receptáculo de las emociones intensas que se experimentan a esa edad, y para ayudarnos en la ruta que seguirá nuestro barco este año.
- See more at: http://aulascreativas.net/aulas/la-silla-de-los-abrazos/las-islas-del-saber?v=1#sthash.dbhpFNL7.dpuf

miércoles, 9 de abril de 2014

ENSEÑAME A HACERLO SIN TU AYUDA


 Siguiendo en la línea de la pedagogía Montessori, uno de los aspectos que más me gusta es el de mostrar y acompañar. Con esto me refiero a la capacidad de los adultos para mostrar como se hace las cosas, y dejar que ellos practiquen sin interceder. Esto que a voz de pronto parece fácil no lo es tanto, los vestimos por la mañana para ir más rápidos, le damos la comida para que se lo acaben todo, y no les permitimos desarrollar esa capacidad innata que tienen por aprender, y disfrutar de sus grandes habilidades. Pero si que les decimos lo pequeñajos que son por no vestirse o comer sólos. Aquí lo dejo para que cada uno reflexione, y sea capaz de reconocer que

 "Una ayuda innecesaria, es un obstáculo para el aprendizaje" María Montessori.



 





lunes, 7 de abril de 2014

COMO CALMAR A TU HIJO EN UN DÍA DIFICIL

Aquí os dejo más recursos, para esos días en los que nuestros peques tienen días y complicados y nosotros no tenemos la creatividad a flor de piel.  Entrada original de la página MAMA NATURAL. 

 

 

20 maneras para calmar a tu hijo en un día difícil

Los niños también pueden tener un mal día, pero por fortuna para ellos cuentan contigo para que con sencillas actividades se den cuenta, que tanto ellos como tú, con amor y cercanía, es posible encarar y superar los problemas.

 Usualmente pensamos que la infancia es la edad más feliz de la vida, una etapa que se asocia a ideas como la alegría, la armonía, el bienestar, el cuidado y la preocupación continua en torno a un niño.


Y si bien esto tiene mucho de verdad, también es cierto que cuando niños hay momentos en que nuestras emociones nos sobrepasan y pueden generar lo que ya adultos conocemos como un “mal día”.

Sí: los niños también pueden tener malos días, tus hijos también pueden sentirse decaídos emocionalmente por algo que pasa en su vida y que no son capaces de comprender o manejar.

Para situaciones como esta, te presentamos 20 sencillas acciones que el sitio The Pennington Point recomienda para “resetear a tu hijo”, para hacerle ver que aunque no podemos evitar los problemas en la vida, lo mejor es encararlos con la mente tranquila y la mejor disposición de ánimo posible.



1. Respira profundo. Pero de veras profundo. Después pequeñas respiraciones: respira mientras tú y tu hijo llevan sus manos por encima de la cabeza, expiren lentamente mientras bajan los brazos lentamente. Algunas pocas repeticiones y después de vuelta a las actividades habituales.


2. Salten. Que tu hijo deje lo que esté haciendo y dé 20 saltos. Esto es especialmente bueno cuando parecen tener energía de sobra y nada en qué ocuparla.


3. El juego de los colores. Con un día despejado o soleado puedes salir con tu hijos, llevando contigo papeles de colores que pegues en diversos lugares: un árbol, una banca, el parabrisas de un coche, etc. Una vez montado este escenario, sitúate en un punto más o menos central, desde donde puedas ver todos los colores y, cuando todos estén listos, grita alguno de estos. ¡Rojo!, por ejemplo, y que tu hijos (o hijos) salgan corriendo para traerte el papel. Puedes variar este juego combinando el nombre del niño con un color específico, para también hacer que todos participen y sea este un juego más que una competencia.


4. Juega en la cocina. Llena una tina con agua, otra con arroz, otra con frijoles o con popotes. Deja que tus hijos jueguen por periodos de 5 minutos con una de estas “estaciones de juego”, otros 5 minutos con otra y así sucesivamente. 20 minutos de esta actividad serán suficientes.




5. Juguetes de emergencia. Mantén algunos juguetes fuera del alcance de tus hijos para que sepan que pueden usarlos solo en ocasiones especiales. Cuando sea el momento adecuado, dáselos y permíteles que jueguen con ellos por media hora. Pasado este tiempo, regrésalos al clóset o el estante donde los guardes durante al menos otro mes. Si ambos cumplen este acuerdo, es muy probable que el recurso funcione para devolverle el ánimo a tu pequeño.


6. Jueguen un juego. Puede ser uno de mesa o uno simple que no requiera más que el cuerpo, una hoja de papel y un lápiz, un par de dados, etc. A veces lo único que tu hijo quiere es que le dediques un poco más de atención.


7. Música. En la antigüedad se creía que la música domaba a las fieras, y aunque tu pequeño seguramente dista mucho de esta comparación, no son pocos los estudios que señalan el efecto tranquilizador y relajante que algunas tonadas tienen sobre nuestro pensamiento, nuestras emociones y aun sensaciones físicas como el dolor. Elige el ritmo de acuerdo al temperamento de tu hijo-


8. Haz algo inesperado y salvaje. Rasga papel, salta mientras gritas ruidosamente, ríe a carcajadas y con gestos excesivos, invitando a que tu hijo te imite. Después de 5 minutos de esta conducta di “¡Alto!”, y espera a que todo vuelva a la tranquilidad.


9. Recuéstate en el pasto. Igualmente si el clima lo permite, salgan hasta el prado más cercano y échense de cara al cielo. Hazle mirar las nubes o simplemente quédense en silencio.


10. Bebe algo verde. El solo cambio de coloración de una bebida puede cambiar el ánimo de una persona. Además, se ha comprobado que el color verde estimula la creatividad.


11. Que tu hijo se arrastre un poco. Que pase sus zapatos a sus manos y que recorra la casa de esta manera. Con 15 minutos será suficiente.


 


12. Un baño. No uno habitual, sino uno relajante, uno que le permita jugar en el agua. Si es es una tina, mejor, pero la ducha también puede funcionar.


13. Lean un libro. Preferentemente una lectura dinámica, fingiendo voces y haciendo ademanes atractivos, personificando lo que el libro indica, incorporando el entorno para simular el escenario.


14. Tómense de las manos. Caminen así un poco mientras hablan de cosas cotidianas.


15. Adivinanzas. Planteales una pregunta, una adivinanzas, un dato que no conozcan y pueda sorprenderlos o estimularlos. Pregúntales en qué película estás pensando, en qué personaje de qué caricatura, en el color del suéter que papá llevaba puesto esta mañana.


16. Que coloreen su nombre. Que lo escriban grande, grande, en una hoja de papel y luego que lo rellenen de colores y crayolas.


17. Dales un refrigerio. Algo rico y saludable que venga acompañado de unas palabras cariñosas.

18. El juego de los murmullos. Por 5 o 10 minutos nadie hablará más que en murmullos y se hará el menor ruido posible. Hasta pueden caminar de puntitas.


19. Juega a los animales. Pídele a tu hijo que actúe como el animal que le digas.


20. La cámara lenta. Que todo se mueva lentamente. Que te sigan por la casa como si todo pasara en cámara lenta. O que uno de tus hijos haga de líder para que los demás imiten sus acciones.




Se trata, en síntesis, de pequeñas acciones con las que tú y tu hijos se darán cuenta que ante un problema, ante un mal día, siempre encontrarán en el amor y la cercanía el apoyo necesario para enfrentarlo, hacerlo pasar y seguir adelante.

 

 

viernes, 4 de abril de 2014

Conectando con tus hijos

  Buscando recursos  llegar a nuestros pequeños más facilmente, encontré este artículo de Andrea Nair, de la página ymc.

 Espero que os sea útil.

 

 

Tips to building a strong connection with your child

by: Andrea Nair

Most people have heard of the term "attachment" through the phrase "attachment parenting." Separate of that parenting style, the word attachment, according to psychologist Mary Ainsworth is "defined as an affectional tie that one person or animal forms between himself and another specific one — a tie that binds them together in space and endures over time."
Children who are securely attached to their parents do better on almost all growth and personality scales. Contrary to what some believe, you can't actually "spoil a child with attention" because the more attention you pour into young children, the more independent they become. This independence is born when a person feels able to be themselves and confident to leave their parent's side.
I refer to someone's attachment connection capacity with his or her parent as an "attachment tank." How full the tank is often affects that child's behaviour and self-confidence.
When a child has a full tank, he/she feels comfortable to wander off on his own, knowing his parent is able to meet his needs as they arise. A child with a full tank doesn't need to beg his parents for attention, because he already feels full of attention — he knows he is seen, heard, and understood.
A child with an empty tank will do anything he can to fill it — in a negative or positive way. Humans have an instinctual desire to feel important so if no one fills that desire; we try to get it filled somehow.
One of the questions I ask families who arrive in my psychotherapy practice is how much one-on-one time they spend with the children. This means time without distractions, or doing something like morning/bedtime routine or house chores.
Often, parents who ask me for help with "bad behaviour" realize the one-on-one time with their child is low. They realize their child's attachment tank is very low or completely empty. The first thing I ask parents to do is spend at least two weeks filling their child's tank. *If the relationship has really soured, they may need help with learning how to reconnect with children they don't feel like being around.
Here are some of the suggestions I recommend to filling your child's attachment tank (and keep it full.) Once a tank is full, it is easier to top up. The lower the tank is drained, the longer it takes to fill up again.

Create connection points of at least ten or fifteen minutes with each of your children.
Put your chores and phone down, and join in what your child is doing. Don't hijack the game! Let your child pick the activity.

Have a minimum of two of these connection points, and ideally three of them per day.
Good times to connect are: first thing in the morning, when you first see your children again after being away from them during the day, and before bedtime. If you have to be away from your child and miss these connection points, you can use an attachment bridge, which I explain in this article .

Use "I see you" statements wherever you can.
These statements have no judgement and are more like commentaries. Use these when your children are doing something you approve of like, "Hey, I see you helping your sister. Thanks, I appreciate that." Other examples are: "I see you concentrating so well on something that is hard."/"I see you are frustrated. Would you like some help?"

Ask questions.
Chat with your child and ask questions about what is important to him/her. It is critical not to judge any answers with something like, "Oh, I'm sure it wasn't that bad." — that can feel invalidating. A more empathetic response is, "Oh, it sounds like that was difficult. How are you doing now?"

Dial up the empathy.
Further to my last point, try to imagine how your child is feeling. If it seems one of your kids is "off," be the person that child can turn to for problem solving and a shoulder to cry on.


Some parents say, "I don't need to fill up my child's tank—I'm with him all day!" Actually that may not be accurate. It is possible to be physically with your child all day, but not actually fill up that child's tank. I have seen this in my clients, and know it first hand with my own children.
Good questions that grow awareness of how parents interact with their children are these:
How does my child feel about himself as a result of spending time with me?
Does my child feel important?
Does my child feel like he matters to me?
This is a short introduction to attachment and how to maintain a strong connection with your child. If you are interested in learning more about this, you can come over to my facebook page where I continually post resources for parents.

miércoles, 2 de abril de 2014

DIBUJAR LOS MIEDOS

Todos sentimos miedo,  esa sensaciónd e inseguridad que nos acelera el corazón y nos hace sentirnos perdidos, desprotegidos... ¿Como se sientes nuestros hijos? ¿ Son capaces de expresarlo o por el contrario lo guardan y arrastran como hemos hecho la gran mayoría de nosotros?. Buscando sobre el tema encontré este interesante artículo de la página Edukame, educacion emocional infantil, una serie de recursos que podemos emplear con nuestro niños. 

Dibujar los miedos, una buena ayuda para los niños

Cómo enseñar a tu hijo a superar sus miedos


Una buena manera de ayudar a un niño a que exprese su miedo es dibujándolo. Al dibujar aquello que le da miedo lo está expresando y sacándolo de su cuerpo.
Este dibujo puede ser como el niño quiera y variará en función de la edad del niño y de cómo quiera hacerlo
  • Puede ser un dibujo de garabatos, o de algunos pocos puntitos o algunas pocas líneas (niños muy pequeños)
  • Puede ser un dibujo con formas sin definir, pero que para el niño tienen sentido (niños entre 3 y 5 años)
  • Puede ser un dibujo con formas definidas, con objetos o cosas si el niño ya tiene más de 5 años
Hemos de evitar descalificar o juzgar su dibujo, ya que lo más importante no es el resultado del dibujo ni que tenga sentido para nosotros. Lo más importante es que el niño sienta que lo que está haciendo le va a ayudar a sentirse mejor con nuestra ayuda. Y la principal ayuda que le estamos ofreciendo es que pueda expresar lo que le hace sentir mal y le hace sentir miedo en su cuerpo.
Este dibujo se puede proponer hacer en el mismo momento en el que el niño nos explica que tiene miedo a algo, o en otro momento recordando un miedo anterior. Por ejemplo, el miedo que tuvo durante la noche a un monstruo o ruido; el miedo que tuvo en el colegio, el miedo que tuvo en el cine, etc…

Hojas para dibujar

Ofrecerles hojas especiales para dibujar el miedo, (como las que hay en la caja Edukabox del miedo).
Estas hojas especiales para el miedo les hace sentir que es importante lo que van a hacer,  sienten que realmente les va ayudar, y además, estamos acogiendo su emoción con respeto, ofreciéndole ayuda y protección. Si no tienes esta caja, no importa, puedes hacer servir cualquier hoja en la que el niño pueda dibujar.
Le puedes animar y acompañar con mensajes del tipo: dibuja como tu quieras, no hay prisa te puedes tomar tu tiempo, yo estoy a tu lado para acompañarte, usa los colores que te ayuden a sacar tu miedo tal vez el azul, o el rojo, el negro... Es tu dibujo y lo haces como tú necesites.
Son mensajes que le van a ayudar a sentirse respetado, y a nosotros nos van a ayudar a tener en cuenta que lo más importante es el proceso del dibujo y no el resultado.
Da igual dibujen algo concreto como un fantasma, como un tachón de color negro, como todo puntitos y lineas. No hemos de juzgar ni descalificar su dibujo. Todo lo que ha dibujado el niño vale, sea bonito o feo, sea grande o pequeño, sea abstracto o definido. Todo vale.

En el dibujo proyecta sus miedos

Una vez que lo ha dibujado el miedo ya no está dentro de él. Al dibujarlo lo que ha hecho es proyectar su miedo en el dibujo. Le explicaremos al niño que el miedo que sentía está ahora en el dibujo y que ya ha salido de él
Tras dibujarlo le podemos enseñar al niño a recuperar su seguridad y su poder. Le propondremos diferentes acciones para que él escoja lo que desea hacer.

¿Qué quieres hacer con el miedo?

Mira cariño, tu miedo ya no está dentro de ti lo has sacado fuera de tu cuerpo y ahora que está fuera de tu cuerpo... ¿qué quieres hacer con él?
Puedes:
  • Pisarlo (lo tiras al suelo y saltas fuerte encima de él)
  • Arrugarlo,
  • Tacharlo,
  • Romperlo en trocitos,
  • Tirarlo a la basura,
  • Arrugarlo como una pelota y luego meterla dentro de la caja de los miedos
Con estas acciones el niño siente que recupera poder sobre él mismo y recobra así un poquito de seguridad, aunque sea por unos pocos momentos... Pero suficiente para que vea que cuando se siente mal, él puede hacer algo para sentirse mejor, y así gestionar sus emociones.

Le estás enseñando que puede superar sus miedos

Con el dibujo y las acciones posteriores le estarás enseñando al niño que él puede superar sus miedos (fomentado su autostima) que hay soluciones ante sus problemas y que tú se las estás mostrando para que las vaya aprendiendo durante su infancia.
Son estrategias educativas que le ayudarán a ir conociendo sus miedos, a ir regulando su intensidad, a saber que él puede gestionar sus miedos y al ir practicando durante la infancia será una buena base para su vida adolescente y adulta. Eso sí, siempre necesitará tu apoyo y seguirá reclamando que estés cerca de él cuando tiene miedo, sobre todo si es menor de 6 años. Este recurso irá haciendo efecto con su uso conforme el niño vaya creciendo y con tu amor.

Es feliz quien sabe expresar y gestionar su miedo

No es feliz quien no tiene miedo, sino quien sabe cómo expresarlo y gestionarlo sin que le bloquee, o le dañe interiormente, o dañe a los demás. Esta estretegia se puede usar tantas veces como sea necesario y sin límite de edad, incluso en adultos es una herramienta útil. Y recuerda que es un aprendizaje de largo recorrido.
Si te ha gustado y quieres estar informada de más artículos como este apuntáte a nuestro boletín, tardarás menos de un minuto.

martes, 1 de abril de 2014

La cuerda locura de educar en la creatividad

 Comparto este artículo de la página, la nueva ruta del empleo, titulado "La cuerda locura de educar en la creatividad". 


creatividad-en-los-ninos
Creemos que es posible y por eso, Creamos.
Hoy comienzo con una pregunta: ¿Te consideras una persona creativa? ¿Ves a tu hijo, hija como un ser creativo? Antes de que me contestes, ¿qué es para ti la creatividad? Se habla mucho de ella y de lo necesario que es fomentarla en nosotros, en nuestros hijos, en la escuela, la empresa…Y casi siempre relacionamos la creatividad con lo artístico, la pintura, la música, las artes escénicas, pero Creatividad es mucho más que eso.

Creatividad es la capacidad de construir nuestra propia vida, aquella que queremos crear. Y por eso, la creatividad está directamente relacionada con nuestro autoconocimiento, cuanto más vamos descubriendo sobre quién somos, nuestros valores, nuestras pasiones... nuestra capacidad de “construcción” aumenta. Contamos con más herramientas, más opciones, más confianza en quién somos y lo que queremos. Y lo más importante: creemos que es posible y por eso, creamos.
La creatividad es un proceso, no es algo estático, es movimiento, es aprendizaje continuo, esa es la esencia de la creatividad.

“Aquello que enriquece al niño en su capacidad creativa no es la obra creadora, sino su proceso creador; es decir, ese suceder continuo de decisiones, de toma de postura ante un diálogo abierto con aquello que se está creando. Esto es lo que le afianza en su personalidad. ¿Y no es acaso esto la base de partida de toda educación? Lo que no queda plasmado en el papel, aquello que no se puede elogiar como obra maestra, puesto que no se ve ni se oye, es importante porque ha quedado plasmado en lo más profundo del ser, y es el alimento de sus raíces que ha sido engendrado durante el proceso creativo” (Adriana Bisquert).

La creatividad te conecta a la pasión, a la confianza, al amor, porque sólo desde ahí podemos crear. Y es que el auténtico pensamiento creativo debe ir acompañando de una visión positiva. Sólo cuando creamos desde el amor, cuando nuestra creatividad está orientada a construir, a aportar, a transformar(nos), teniendo en cuenta el beneficio común, sólo entonces, la creatividad nos acerca a eso que llamamos felicidadY es que los apellidos de la creatividad son la confianza, la responsabilidad, la libertad, pasión, el descubrimiento, la transgresión, aventura, silencio…y sí, un poquito de locura. 

¿Sabes quienes son las personas más creativas del mundo? ¡Los niños! En ellos se dan de manera natural los elementos esenciales para desarrollar la creatividad. Su ingenuidad y espontaneidad hacen que estén abiertos a vivir y sentir la vida sin esos filtros que a los adultos nos limitan, los prejuicios, los convencionalismos, los miedos. Los niños huyen de la costumbre y la tradición, que hacen que hagamos las cosas siempre de la misma manera, ellos SE ATREVEN a mirar las cosas de otra manera fuera de lo común.

“Lo hice bien porque no sabía hacerlo y estaba lleno de asombro y dudas” (E. Chillida).

¿Y la principal herramienta para esto? La pregunta. Los niños son grandes “preguntadores”, están ávidos de conocimiento. Su interés está en saber más y más. Es lógico, están descubriendo el mundo al que no hace mucho llegaron. Preguntan y no se conforman con la respuesta, ya que esa pregunta les lleva a otra…y así es como ellos crean su mundo. Pero vamos creciendo, incorporando rutinas, prejuicios, miedos…y ese arte de hacer preguntas desaparece. Nos da tanto miedo hacer el ridículo, nos importa tanto el qué dirán que preferimos quedarnos sin respuestas antes que “arriesgarnos” a preguntar y que se rían de nosotros.

“Todos los niños nacen artistas, el problema es seguir siendo artista al crecer” (Picasso).

¿Cómo podemos acompañar a nuestros hijos a desarrollar la creatividad?
  • Fomentando espacios de confianza. Fortaleciendo su autoestima, que ellos sientan que pueden crear la vida que elijan. 
  • Apoyando a nuestros hijos, alumnos, a desarrollar, investigar, probar aquello que les atrae, les apasiona, les motiva. Y vivir desde la confianza, la incertidumbre de que las cosas pueden salir o no, de que el error es oportunidad y es un paso importante que nos ayuda a avanzar, a aprender y a crecer. 
  • Facilitando espacios de juego, de movimiento. El juego libre, la experimentación con materiales, la aventura a través de nuevas experiencias, dejando que prueben, que se equivoquen, que pregunten. 

La inspiración, esa musa que nos visitas y nos acompaña en el proceso creativo, nos suele pillar “desprevenidos”, en momentos de desconexión, cuando estamos disfrutando de aquello que nos gusta, bailando, corriendo, cantando…Deja que los niños jueguen con sus musas, escuchen su intuición, sigan adelante sin miedos, ellos no necesitan esa sensación de seguridad y control, sí Confianza que no es lo mismo.

Dice Serrat que los niños son esos “locos bajitos” y sí, ese punto de locura es otro ingrediente básico para la creatividad. Por eso deberíamos cuidar más a nuestros niños, son artistas en estado puro, están conectados con sus emociones, con su intuición, aún sin muchos miedos que luego les transmitimos los adultos, son pasión y amor, son observadores, exploradores, atrevidos y saben como nadie reconocer lo esencial y es desde ahí como son nuestros auténticos Maestros de Vida.

“En cierta ocasión una niña entró en el taller de un escultor. Durante largo rato estuvo disfrutando de todas las cosas asombrosas que había en el taller: martillos, cinceles, pedazos de esculturas desechadas; bocetos, bustos, troncos…todo tipo de materiales. Pero lo que más impresionó a la niña fue una enorme piedra tosca, llena de magulladuras y heridas. Era una piedra sin forma, desigual y rozada por el transporte desde su lugar de origen. 

La niña estuvo acariciando mucho rato la superficie rugosa de la piedra y, después de un rato, se fue. A los pocos meses la niña regresó al taller y vio sorprendida que en lugar de la enorme piedra se erguía un hermosísimo caballo que perecía ansioso de acabar de liberarse de la fijeza de la estatua y ponerse a galopar. Entonces la niña se dirigió al escultor y le dijo:

-¿Cómo sabías tú que dentro de esa enorme piedra se escondía este precioso caballo?”.

Y es que educar en la creatividad es educar para acompañar a que los niños y niñas se conviertan en personas flexibles, confiadas, apasionadas, amorosas, transgresoras, originales y preparadas para asumir riesgos, errores y listas para afrontar los problemas y obstáculos que se vayan presentando desde una actitud abierta, positiva y respetuosa.

sábado, 29 de marzo de 2014

LOS EFECTOS DEL CACHETE A TIEMPO

Este artículo de Ramón Soler, resume esas excusas que tanto oimos sobre porque pegar a los niños. Os dejo la primera entrada  de una serie de 4 en la página de mente libre, que merece muchisimo la pena leer. A reflexionar e interiorizar.





La idea de hacer esta entrada surgió a partir de un artículo publicado en Noviembre de 2010 en EL PAÍS sobre el uso de los cachetes titulado “El cachete duele, pero no funciona” y de otros similares que podéis encontrar aquí y aquí. En ellos se citan estudios que constatan los efectos negativos del uso de los cachetes y se denuncia la excesiva permisividad hacia la violencia ejercida contra los niños que aún hoy en día se da en nuestra sociedad. No obstante, lo que me llevó a escribir esta entrada (dividida en varias partes) fue el exagerado y alarmante número de comentarios que defendían sin tapujos el uso de la agresividad y la coacción en la crianza. Más del 80% de los comentarios eran de padres que justificaban de alguna manera el uso de los cachetes en la educación de sus hijos.
Hay que aclarar que, desde 2007, el Código Civil dejó fuera la bofetada como opción educativa. La votación del Consejo de los Diputados fue de 184 a 162, con los votos a favor de los partidos liberales y en contra de los conservadores. Dudo que esto implique algún cambio a nivel práctico, sobre todo si tenemos en cuenta que un juez de familia de Sevilla opina que “si un niño pequeño va a electrocutarse con un enchufe y se le da un cachete en el culo, eso es aceptable. Otra cosa es causarle un daño físico o psicológico (…) Nadie en su sano juicio va a denunciar a un padre por dar un cachete suave a un niño”. No es, pues, una cuestión de leyes, sino de educación y abandonos primarios.
Desde hace bastantes años y tras muchas experiencias vividas en este sentido, soy consciente de que es imposible o, cuando menos, infructuoso tratar este tema cara a cara con la mayoría de estas personas. En cuanto comienzan a oír argumentos contrarios a su proceder, se cierran en banda y empiezan a gritar o a insultar. No se puede argumentar con alguien que está totalmente cerrado y no quiere o, tal vez,  no desee escuchar.
Dejando a un lado las aspiraciones de que esto convenza a algún maltratador, me dispongo a analizar las diferentes excusas falaces que dan para pegar a sus hijos, desmontando cada una de ellas desde mi experiencia como psicólogo con cientos de pacientes, apoyado por otros muchos expertos de todo el mundo que denuncian la violencia en la infancia y por todas las evidencias científicas de los últimos años que demuestran los terribles efectos del maltrato infantil a corto y a largo plazo.
Quizás, esta serie de entradas os pueda servir para comprender mejor la manera de pensar de los que defienden el cachete. Los que ya conocéis el blog, sabéis que mi opinión es que necesitarían hacer un trabajo profundo de introspección para comprender su propia infancia y cuestionarse el modelo educativo violento que ellos también sufrieron de pequeños.
En cada uno de los argumentos, os pondré un par de ejemplos de lo que dicen estos padres para que podáis haceros una idea. Aunque alguna frase os pueda sorprender, los textos que van entre comillas son frases reales de comentarios recopilados en distintos blogs.
Antes de empezar, no puedo resistirme a copiaros este testimonio que me parece un perfecto resumen de todo lo que comentaremos después:
“A mí me dieron alguna torta bien dada a tiempo y no estoy traumatizada ni mucho menos, lo que estoy es agradecida de que me educaran y no me dejaran salirme con la mía. Sin embargo veo a mi prima, que con 8 años cuando quiere algo se pone a llorar y lo único que acierto a decir es” que ostia te daba en toda la cara para que llorases por algo“, por eso a mí me respeta y a sus padres les torea. Los niños no entienden, son animales, y aprenden como ellos con dolor (ojo, hablamos siempre de una torta, no de una paliza)
Veamos ahora, punto por punto, los argumentos que esgrimen los defensores del cachete correctivo.

-Tono agresivo y absolutista en la manera de escribir.

“Hace falta ser imbécil para decir que un bofetón a tiempo no consigue nada.”
“A el elemento que firma el artículo, se conoce que no le dieron un par de leches por escribir tontunas en su momento y como todo, las tontunas de su infancia se han convertido en estupideces en su madurez.”
Lo primero que llama la atención al leer estas justificaciones del cachete es el tono tremendamente violento que utilizan para argumentar. Además,  el desprecio, la descalificación y el insulto, suelen jalonar con frecuencia su discurso. No tienen ninguna intención de reflexionar o cambiar, las cosas son así porque ellos lo dicen y el que piense lo contrario está equivocado. En todos los comentarios hay un aroma a dictadura que espanta.
Lo paradójico, como veremos más adelante, es que estas personas se autocalifican como las más educadas y respetuosas del mundo. Según ellos, estas “extraordinarias” condiciones morales las adquirieron ¡por supuesto! gracias a los azotes que recibieron de sus padres. Desde luego, sin lugar a dudas, este es un hecho harto improbable ¿cómo a través de la agresividad se puede enseñar educación y respeto? En realidad, lo único que aprende un niño bajo coacciones físicas es a reprimir la propia personalidad por miedo al castigo y a repetir ese mismo patrón de agresividad en cuanto empiece a tratar con individuos más débiles. No son personas educadas, son sujetos reprimidos y enormemente resentidos. Su tono agresivo al escribir habla por ellos.
Siguiendo con los comentarios, veremos cómo algunos asustan por el tono amenazante que emplean. ¿Cómo debe ser crecer en un entorno así? ¿Cómo lo vivirán los hijos de estas personas? Yo lo veo cada día en la consulta e, imagino, que muchos de vosotros lo habréis  sufrido en primera persona.

- El cachete no es maltrato.

“Una cosa es una corrección puntual y otra los malos tratos”
“Confundir cachete con maltrato, por otra parte, es de mentes muy obtusas o muy retorcidas, que las hay.”
“Que digan lo que quieran, pero como último recuso, un par de buenas bofetadas a tiempo (no confundir con palizas sin motivo ni razón, por favor) son parte integral de la educación de cualquier niño.”
Simplemente, me parece un burdo intento justificarse y de acallar su conciencia por pegar a sus hijos. Estamos ante un autoengaño tan descabellado, que no existe forma lógica de mantenerlo. El cachete jamás está justificado. La única diferencia entre el que da un cachete, el que da diez y el que da una paliza es la cuantía empleada. La desigualdad está en la cantidad, pero todo acto de violencia, por pequeño que le parezca a la persona que lo perpetra, es reprobable. No hay una diferencia cualitativa, sino cuantitativa.
Cualquier actitud que no respete al niño como persona, es maltrato. Las palizas y violaciones son maltrato, esto parece que lo tenemos claro, pero también lo es el azote ocasional. Aparte de un abuso desequilibrado de poder del adulto sobre el niño, el cachete conlleva un desprecio y una falta de respeto hacia una persona que no puede defenderse. Por lo general, esta actitud no se limita exclusivamente al cachete, sino que se aprecia en otras situaciones de la vida cotidiana. Estos padres imponen qué y cuánto debe comer su hijo, cómo y cuándo debe dormir, deciden arbitrariamente lo que puede o no puede hacer sin tener un motivo de peso y todo esto denota una total falta de respeto a los procesos naturales del niño.
Por lo tanto, el cachete es un signo más, dentro de una actitud generalizada de menosprecio hacia el niño. Y eso es maltrato.


-Por tu propio bien.

“ ¡ Gracias mamá por no dejarme caer, por tu inflexibilidad en el bien y en el mal, y por corregirme adecuadamente a cachetazos !”
“¡¡Bendito cada coscorrón, tortazo y azote que me dieron en mi infancia!! porque (entre otras medidas educativas) me han forjado como el hombre que soy, no tengo trauma alguno por ello y en mi círculo de amigos conocidos ( entre los 40 y 50 años) a ninguno le pesan las tortas que recibieron ( la mayoría justificadamente)”
“recibí algunas nalgaditas, no considero a mis padres maltratadores, y puedo decir que gracias a ellos tengo la educación que tengo”
“Por tu propio bien” es el título de uno de los libros de Alice Miller en el que expone con absoluta nitidez el sutil, pero cruel, mecanismo de la violencia en la infancia.
Ya hemos explicado en entradas anteriores que, cuando somos pequeños, necesitamos a nuestros padres para que nos cuiden y nos protejan mientras no podemos valernos por nosotros mismos. Hacemos lo que sea para conseguir su atención y su cariño, incluso, si esto supone sacrificar partes de nosotros mismos. Como esto es muy duro de asumir, terminamos creyéndonos que nuestros padres nos pegan porque nos quieren y que lo hacen por nuestro propio bien.
En estas condiciones, el niño reprime su creatividad, su libertad y se somete a la voluntad arbitraria de los padres (incluso en la edad adulta) sin cuestionarse ninguna de las órdenes. De esta forma, toda posibilidad de juicio o crítica ha sido eliminada bajo el yugo de la violencia, y la persona, crece pensando que se merece esos azotes.
Con el paso de los años, cuando crezca y sea padre, este niño maltratado ya no recordará lo que tuvo que sacrificar en su infancia, sólo tendrá en su mente la idea que escuchó una y otra vez de sus padres “me duele a mí más que a ti… lo hago por tu propio bien… ya me lo agradecerás cuando seas mayor”. Estamos ante un verdadero caso de alienación en el que, incluso, la persona se creerá legitimada para aplicar el mismo sistema con sus hijos. Estará convencida de que es lo mejor para ellos y, además, deberán estarle agradecidos.
Muchos de mis pacientes llegan a la consulta con ideas parecidas: “me pegaban porque era un bicho y me lo merecía” ó “me pegaban lo normal”. A medida que van avanzando en su terapia, descubren que no es normal y que ningún niño se merece que le peguen. Sus padres, simplemente, repetían sin cuestionarse el modelo educativo violento que habían recibido en su infancia.

-Pues a mí me pegaron y no tengo traumas ni soy violento.

“La gran mayoría hemos crecido y cuando éramos chicos nos han dado un cachete cuando desobedecíamos o hacíamos algo malo, y yo no tengo ningún trauma ni ninguna de las personas que conozco tampoco, y son personas normales, no lo que hay hoy en día.”
“Soy de la generación del 60, me han dado muchos azotes, y he tenido suerte porque a muchos otros les tocaban bastante más que azotes. Ninguno tenemos hoy traumas”
Me viene a la mente el latinismo “Excusatio non petita, accusatio manifesta” o el “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Resulta curioso que lo primero que dicen todos los que recibieron azotes de pequeños es que no tienen traumas.
Según dicen ellos, no son violentos con sus mujeres, ni con otros adultos, ni se rebelan contra la autoridad. De hecho, se presentan a sí mismas como personas educadas y normales. Sin embargo, defienden, sin cuestionarse la amoralidad que supone, la violencia que se ejerce sobre los más pequeños e indefensos.
El mero hecho de justificar y repartir azotes a sus hijos ya indica que sí que están afectados por lo que sufrieron de pequeños. Creo que identifican “estar traumatizado” con el que, por ejemplo, tiene miedo al color negro porque le mordió un perro de ese color. Desconocen, que los efectos negativos de la infancia son mucho más profundos y sutiles de lo que ellos piensan. De hecho, si observamos desde fuera a estos padres, vemos que son personas reprimidas y represivas, con una gran carga de agresividad latente. Personas, que desconocen el diálogo y cuyas opiniones, siempre defendidas con vehemencia, son rígidas e inamovibles. No hay duda, todo estos signos nos muestran a personas muy traumatizadas.
Obviamente, admitir que las cosas se pueden hacer de otra manera, implicaría asumir que sus padres no debieron pegarles y esto, supondría el derrumbe de todas las creencias que han mantenido a lo largo de su vida. Por ello, prefieren, repitiendo la misma violencia con sus hijos, no cuestionarse nada y seguir engañados.
Las personas que exculpan los daños del cachete, lo defienden asegurando que ellas también fueron criados así. Esto, lo único que demuestra es que la violencia se transmite y se justifica de generación en generación de forma falaz y torticera. Como decía Mahatma Gandhi: “Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él”. Además, se demuestra claramente que la violencia engendra violencia. Y así, vemos como estos adultos “educados” que consideran normal pegar a un niño están repitiendo lo mismo que aprendieron cuando eran pequeños y recibían los azotes de sus padres, a saber: que el más fuerte impone su voluntad, que los conflictos se solucionan por la fuerza, que el débil no puede tener opinión y tiene que obedecer, etc.
En fin, dice el refrán que “no hay más ciego que el que no quiere ver”.

- Te respeto y te quiero, pero te pego.

“yo sufrí castigos físicos y educo a mis hijos con paciencia y amor, y algún coscorrón. Respeto tu opinión, es lo que me enseñaron mis padres entre algún coscorrón de vez en cuando.”
“El equilibrio siempre. Si puedes dialogar, dialogas. Pero con un niño de 2 ó 3 años no se puede dialogar. Hay que transmitir el mensaje de quién manda, con firmeza pero con amor.
“en mi caso, mis padres me enseñaron lo importante del cariño, el respeto, la atención, y también lo importante de una buenas hostia en su momento. 2 me hicieron falta, no más. Y no he salido tan mal.”
¿Cómo es posible reunir, en una misma frase, palabras como “paciencia”, “amor” y “algún coscorrón”? Sólo alguien muy cegado y con una visión muy limitada de la realidad, podría hacerlo.
Si fueron criados de esa manera, es absolutamente normal que su percepción de la realidad esté distorsionada. El niño interioriza que la forma de mostrar el cariño incluye la violencia. Como no ha vivido otra realidad, no será capaz de cuestionarse si esa es la forma de criar con cariño y respeto. Cuando sea mayor y tenga hijos, los seguirá tratando de la misma manera, con paciencia, amor y algún coscorrón.
Por definición, cualquier acto de violencia implica una falta de respeto hacia el otro. Los niños que son tratados de esta manera aprenden a no respetar a sus semejantes, tendrán más probabilidad de ser niños agresivos en el colegio y, cuando sean adultos, tendrán poca empatía y ningún respeto por sus compañeros o vecinos.
Seguro que algún lector ya se habrá percatado de que esta unión del azote con el amor está detrás de todos los casos de violencia de género y de tantos asesinatos que aún seguimos sufriendo en nuestros días. De hecho, el discurso del maltratador es el mismo que el del padre que defiende el cachete: “lo hago porque te quiero”, “Me duele más a mí que a ti”, “¿No ves que es por tu bien?”. No sirven de nada las campañas de concienciación, ni los cursos de reeducación del maltratador si no se percatan ellos mismos de que su comportamiento es cruel y dañino. Si, de verdad, queremos cambiar esta tendencia destructiva, debemos hacer hincapié en la implantación de una educación respetuosa, apegada y sin violencia.
En posteriores entradas, seguiremos analizando las excusas que utilizan muchos padres para pegar a sus hijos.
Puedes continuar leyendo la segunda parte: Lenguaje y comunicación. Excusas para pegar a mi hijo (II)
Texto: Ramón Soler

martes, 25 de marzo de 2014

LA IMPORTANCIA DEL APEGO


Cada vez más profesionales divulgan  y con ello dan credibilidad al apego. Este artículo pertenece al blog del Dr. Jose Luis Gonzálo, "buenos tratos". A la investigación de referencia tiene su origen en este enlace. 


"Un nivel alto de afecto materno temprano podría reducir el malestar emocional en la vida adulta", conclusión de un reciente estudio


Recientemente, mi amigo y colega Rafael Benito, de la Clínica Quirón de Donostia-San Sebastián, me envió esta noticia publicada en el portal para profesionales Medscape.

Es una excelente picada que demuestra desde la investigación experimental que el modelo del buen trato y del apego seguro es el más adecuado sobre el que seguir investigando y trabajando, tanto para prevenir (y programar crianzas afectivas de los nasciturus) como para tratar de comprender e intervenir educativa y terapéuticamente con los niños y adultos. Lo que desde la teoría y la práctica profesional se observa, se confirma en la investigación. Y esto es importante porque es un impulso a un modelo (el del apego) que ha animado más a los psicólogos evolutivos y de la educación que a los clínicos.

Por lo que yo he podido saber, no se ha hecho una investigación tan seria, tan a largo plazo (longitudinal) y con tantos participantes en la misma (482=n) Y los resultados son concluyentes y sorpendentes: niveles normales, e incluso altos, de afecto materno ¡¡a los 8 meses!! tienen una relación directa con menores niveles de angustia ¡¡a los 34 años!! Casi nada. Impresionante lo que puede predecir. Y trascendentes las implicaciones que tiene para una sociedad, por otro lado, cada vez más volcada en hacer a los niños autosuficientes e individualistas... Hemos de cambiar el rumbo. Lo que no se hace bien a los 8 meses (una edad importantísima), deja secuelas. Por ello podemos comprender que los niños que padecen crianzas carentes de afecto (no digamos si, además, hay malos tratos) a edades muy tempranas, que son clave, presenten problemas en la regulación de las emociones. Lo que no se hace bien en su momento luego no es imposible, pero sí más dificil. Y esto no lo sigo para desanimar a nadie, sino al contrario, para hacerle más consciente de cuál es el camino a seguir.

He traducido del inglés los resultados y conclusiones del estudio publicados en julio de 2010 en Medscape. Aquí los tenéis:

La crianza y el afecto temprano de las madres pueden tener efectos positivos de larga duración en la salud mental a largo plazo de sus hijos en la vida adulta, de acuerdo a un nuevo estudio de cohorte que evaluó a los niños a los 8 meses y a una edad media de 34 años.

“Es llamativo que una breve observación del nivel de afecto maternal en la infancia esté asociado con la angustia en la vida adulta 30 años más tarde”, afirma la autora (y colegas) del estudio dirigido por Joana Maselko, profesora en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta en la Universidad de Durham, Carolina del Norte.

“Estos provocativos resultados se añaden a la creciente evidencia de que la infancia temprana ayuda a sentar las bases para las experiencias posteriores de la vida y proporciona apoyo a la noción de que las “memorias biológicas” se establecen tempranamente y pueden alterar los sistemas psicológicos y fisiológicos y producir vulnerabilidades latentes o resiliencia a los problemas que emergen más tarde en la vida adulta”, añadió la investigadora.

“Yo creo que es importante hacer notar que este estudio es acerca del afecto y sólo el afecto”, dijo la doctora Maselko a Medscape Medical News. “No decimos nada acerca de los niveles de implicación de los padres, etc. “No querría que los clínicos pusiésemos más presión a la madres de la que ya tienen”

El estudio fue publicado on line el 27 de julio en la Journal of Epidemiology and Commnunity Health.

La influencia de las tempranas experiencias de vida

“Nosotros estamos empezando a comprender que una parte significativa de nuestra trayectoria en salud mental en la vida está influenciada por las experiencias tempranas de vida, pero nosotros realmente no podemos comprender cuáles de esas experiencias son importantes y cómo exactamente pueden dejar su huella” dijo la doctora Maselko. “Este estudio es parte de una vasta área de investigación que trata de descifrar lo que pasará en el futuro sobre el particular”

Para este estudio, los investigadores evaluaron a una cohorte de 482 participantes en el Proyecto de Colaboración Nacional Perinatal.

Cuando los niños tenían 8 meses, la calidad de la interacción madre-niño fue “objetivamente” observada y tipificada por un psicólogo en una situación de test. Fue registrado el estatus socio-económico de los padres.

A través de las entrevistas presentadas cuando los niños fueron adultos, La Lista de 90 Síntomas (una prueba) fue utilizada para evaluar el funcionamiento emocional, incluyendo las siguientes 4 subescalas: angustia debida a somatización, sensibilidad interpersonal, ansiedad y hostilidad/ira.

Más afecto equivale a menos angustia

Los resultados valorados a los 8 meses mostraron que el 9,5% de los participantes tenían unos niveles bajos de afectividad maternal, 85% tenían un nivel normal, y casi un 6% tenían un nivel alto.

Aunque la asociación más consistente entre afecto maternal a los 8 meses y angustia en la vida adulta fue observada con la subescala de ansiedad, con diferencias significativas encontradas entre los grupos de baja/normal y alta afectividad (53.86 vs 46.70; p<.001), las diferencias significativas fueron también encontradas entre los grupos para puntuaciones de angustia general (55.38 vs 50.39; p< .001) La diferencia más pequeña fue encontrada para la hostilidad (55.70 vs 52.40; p<.07) “A través de todas las subescalas de síntomas, la dirección de la asociación fue altamente consistente; más afecto fue asociado con menos angustia” informaron los autores del estudio “Nosotros inicialmente esperábamos que tanto los del grupo con bajos y altos niveles de afecto estuviesen peor que los del medio (normales niveles), consistente con la idea de que una madre superafectiva podría ser una mamá asfixiante que pudiera estar asociada con peores resultados una vez que el niño crece, dijo la Dra. Maselko. “Pero no fue esto lo que observamos” En general, estos resultados “proporcionan fuerte apoyo a la afirmación de que incluso las muy tempranas experiencias pueden influenciar la salud de los adultos y enfatiza la importancia de tener una relación afectiva sólida”
“Considero que este estudio confirma la teoría del apego, la cual postula que una relación temprana con un cuidador primario puede configurar al individuo en sus relaciones personales desde la cuna hasta la tumba”, dijo a Medscape Medical News Mohammadreza Hojat, profesor investigador de psiquiatría y conducta humana en el Centro para la Investigación en Educación Médica y Cuidado de la Salud en el College de Philadelphia, Pennsylvania. ¿Ahora, por qué esto es así? De acuerdo con la teoría del apego, una madre amorosamente responsiva puede servir como una base segura para un niño para explorar el mundo con confianza”, dijo el Dr. Hojat, quien no estuvo implicado en este estudio. “Esto puede contribuir a un perfil de personalidad positiva, incluyendo altos niveles de auto-estima y mejores habilidades de afrontamiento ante los sucesos de vida estresantes” Dijo que una ventaja de este estudio es su naturaleza longitudinal. “Hay en general, muy pocos estudios longitudinales que pongan a prueba esta hipótesis” Este estudio refuerza el que la atención se centre en el modelo biopsicosocial de salud y enfermedad más que en el modelo biomédico.
Pediatrics. Publicado online 19, julio 2010