miércoles, 1 de junio de 2011

Educar buenas personas

Sabes, me asustan algunos cambios que se están dando en educación. Especialmente, me asusta que cada día se confíe más en las pruebas estandarizadas para definir si esta es buena o mala. No es que tenga nada en contra de estas herramientas, pero olvidar que la educación no es solo la entrega de conocimientos sino formar buenas personas, no puede significar más que malas noticias.

Si se define lo que es una buena y mala educación usando las pruebas estandarizadas, también se define lo que es un buen o mal profesor. Los estudiantes del primero obtienen altos puntajes, mientras los del segundo no. Así, es inevitable que la forma en que educan no se vea afectada por todo esto.

Lo primero que se me ocurre es que los profesores dedicarán más de su tiempo a enseñar los conocimientos que medirán los exámenes. De por sí esto no tiene nada de malo, pero deja de lado el otro propósito de la educación: el formar buenas personas. Si la escuela ya no dedica su tiempo a esto y los niños ven a sus padres unas pocas horas al día cuando vuelven de sus trabajos, ¿cómo aprenden a ser buenos hombres, mujeres y ciudadanos?
Creo que muchos de ellos lo hacen mirando televisión. El problema con esto es que, desde el punto de vista de un canal, lo interesante, lo que vende, lo que lleva a las personas a sintonizar un canal y no otro, es la violencia y el sexo.

Con esto no me refiero a la violencia y sexo implícito, sino a sus versiones más sutiles. En mi país, por ejemplo, existe un programa que pone a hombres y mujeres en equipos a competir en pruebas relacionadas con el agua. En ese contexto tiene todo el sentido del mundo que pasen todo el programa en trajes de baño. Pero cuando estamos en invierno, y nadie piensa salir a la calle sin una chaqueta ni paraguas, no es una locura pensar que hay algo más detrás de todo esto.
Si a esto le sumas que se dedican a grabar cualquier conflicto que exista entre los miembros de los equipos, tienes un programa que muestra violencia y sexo en versiones sutiles pero suficientemente atractivas para que muchas personas lo sintonicen cada día.


Me gusta pensar que la responsabilidad de educar a los niños y jóvenes es de los padres. Lamentablemente, hemos creado una sociedad donde para muchos esto no es posible. En este contexto, me preocupa que se implementen cambios que no les permitan a los profesores educar en todo el sentido de la palabra.

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