viernes, 24 de junio de 2011

CUIDADO CON LAS ETIQUETAS

¿Cuál es la parte positiva de etiquetar las cosas? Si en un bote de tomate pone “tomate” podemos saber qué hay dentro sin necesidad de abrirlo. Lo mismo sucede con las personas. Al etiquetar a una persona creemos saber qué hay dentro sin necesidad de mirar. Pepito es un niño alegre. Pepito es muy cariñoso. Pepito es…. ¿Qué pasa con Pepito si es un niño y un día no se siente alegre?
Pueden pasar dos cosas:
-puede pasar que, Pepito, el niño alegre, sea incapaz de expresar su tristeza porque siempre ha sido un niño alegre.
- También puede pasar que Pepito no sepa qué le pasa, sienta una completa disonancia entre lo que cree ser y cómo se siente y eso le lleve a un estado de furia, culpa y sentimientos contradictorios.

Si estas etiquetas son negativas, puede ser aún peor.

El niño “agresivo” no tiene oportunidad de redimirse de su agresividad. Cualquier conducta que el niño muestra, normal o no, será catalogada así y él mismo hará esa valoración sobre sí. Ponerle esta etiqueta perpetúa la agresividad más allá del momento en el que ésta fue necesaria como forma de liberación emocional.

Pero aún peores son las etiquetas en términos absolutistas del tipo: “BUENO O MALO”. Los niños, las personas en general, no son buenas ni malas. Son personas. Tienen sentimientos más agradables y sentimientos más difíciles de elaborar. Son generosas o simplemente no les gusta compartir sus cosas. Aceptar que todos somos diferentes y que no hay nada de “malo” (o de bueno) en ser de una determinada manera es vital para ser libres y educar en la libertad al ser que está en pleno desarrollo.

Como los sentimientos son transitorios, podemos expresarlos como estados. Por ejemplo, podemos decir: qué enfadado estás!! , en lugar de decir: qué mal carácter!! Podemos decir: hoy te sientes generoso, en lugar de decir: eres un niño muy bueno. Podemos decir: hoy no te apetece compartir tus juguetes con nadie, en lugar de decir: qué egoísta eres, no sabes compartir!!

Y como no es lo mismo Ser que Estar y creo que todo el mundo entiende la diferencia, no me extenderé explicándola. Sólo diré que, como seres humanos, pasamos por muchos estados a lo largo del día, pero aún más a lo largo de la vida. Si vemos un bote que pone claramente “tomate” en una etiqueta, no nos molestaremos en abrirlo, probarlo, sentirlo para averiguar lo que es. Lo mismo sucede con las personas, las etiquetas promueven los prejuicios y, cuando hablamos de niños, obligan a comportarse de acuerdo a lo que se espera, a las expectativas que las personas importantes de su vida tienen sobre ellos.

Eliminar etiquetas, evitar decir al niño lo que es, significa, en definitiva, darle la oportunidad de ser quien es, de pulir los aspectos más negativos y dejar salir los positivos, implica la verdad del cambio como parte de la vida y la libertad como parte de su existencia.

http://respetarparaeducar.com/blog/indexblog/?p=759

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