lunes, 3 de octubre de 2011

Madres de día: una alternativa a las guarderías tradicionales que permite a la pequeños crecer sin prisa

A las ocho llegan los primeros niños a la casa de Chantal Eseverri, un chalet con jardín en Torrelodones. A esas horas la casa tiene olor a crema de brócoli, a guisado de pollo y a pan recién horneado, y en el salón se escucha a los niños trajinar con sillas y juguetes.




La diferencia entre lo que sucede en casa de Chantal a esas horas de la mañana y lo que pasaría en una guardería cualquiera salta a la vista: no hay masificación y no hay prisa. Siempre hay tiempo para el juego libre, los padres pueden quedarse el tiempo que deseen, los productos de la cocina son de agricultura biológica, no hay juguetes de plástico y, cuando el sol empieza a calentar, los niños salen al jardín o exploran los alrededores.


Chantal pertenece a la Asociación Madre de Día de Madrid, una organización creada en 2006 que incluye entre sus propósitos “defender el derecho del niño a permanecer en un hogar al menos durante los tres primeros años de vida, ofrecer espacios tranquilos que le permitan ser protagonista de su propio desarrollo y ampliar las posibilidades para la mujer de tener un puesto de trabajo en su propia casa”.






Su fundadora es Inés Gámez de Rus, que hace 10 años trabajó en Berlín cuidando niños y decidió exportar este modelo a nuestro país. De hecho, en Alemania, cerca de un 20% de los niños es cuidado por las llamadas “madres de día”, en Inglaterra hay más de 80.000 “child minded” (que también ejercen como “coach parentales”) y en Francia está muy extendida la “assistance maternal”.


“Tienen derecho a permanecer en un hogar los tres primeros años de vida”

Inés Gámez, 53 años, educadora infantil Waldorf, madre de tres hijos y presidenta de la Asociación Madre de Día.





“¿Dónde ha sido atendido siempre el niño pequeño en sus primeros años? Si esta pregunta la hubiésemos realizado hace 30 años, la mayoría de nosotros habríamos contestado por su puesto: “en el hogar”; o mejor dicho, “en su propio hogar”. Hoy, sin embargo, si paseamos con un niño de dos años y se cruzara un vecino, es muy posible que le pregunte: “¿No vas al colegio?”. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que nuestro concepto del cuidado infantil haya cambiado tanto? Yo descubrí el modelo de las “madres de día” en Berlín, donde la mayoría de las familias las prefi eren a un centro escolar. Yo creo que uno y otro modelo son compatibles. Las autonomías deberían implicarse en mejorar las escuelas infantiles, pero también en reconocer iniciativas como la nuestra, que son necesarias”.






En Madrid, la Asociación (www.madresdedia.org) se ha puesto en contacto con la Consejería de Familia para tratar de llegar a un acuerdo que legalice esta figura, “porque no se trata de que cualquier mamá se ponga en casa a cuidar unos niños –dice Inés Gámez de Rus–, es necesaria una titulación, unas instalaciones adecuadas, una supervisión y un reconocimiento”.




Las “madres de día” de la asociación están dadas de alta en la Seguridad Social como cuidadoras y suscriben un seguro de responsabilidad civil, pero lo cierto es que en estos momentos su situación es “alegal”. La consecuencia es que el servicio que ofrecen es caro (entorno a 600 € con comida) y hay listas de espera, por lo que las profesionales reivindican apoyos públicos para llevar su iniciativa a todo tipo de familias y no solo a las que se lo pueden permitir. Desde el punto de vista legal, modelo de referencia en nuestro país es el de Navarra, donde una red similar funciona en las llamadas “Casas amigas”, que llevan trabajando desde 2003 reguladas por una Ley Foral y apoyadas con subvenciones oficiales.



En estos momentos en Pamplona hay funcionando 15 “Casas amigas” y está previsto que se abran dos en breve. El Gobierno subvenciona la mitad de la plaza a cada niño (400 €) y las educadoras cobran entre 800 y 1.400 €, según las horas y el número de niños que tengan a su cuidado.

La solución es muy favorable para las administraciones, ya que ofrecen plazas de guardería sin contratar personal ni financiar infraestructuras, una cuestión con la que Laura Mínguez, una madre que vivió durante ocho años en Suiza, se muestra crítica: “En Ginebra el modelo de “madres de día” es el más común, el Estado es el que regula el servicio y son las mujeres, de nuevo, quienes vuelven a asumir el cuidado de los niños.


El resultado es que es casi imposible conseguir una plaza en una guardería pública porque se ha dejado de invertir en ellas y no existen, ¿por qué no se invierte de una vez en una buena red de escuelas infantiles, que es lo que de verdad hace falta y nos dejamos de parches? A veces creo que se nos quiere vender como alternativo lo que no es más que una vuelta de las mujeres al hogar”.


Sin embargo, para la Asociación de Madre de Día de Madrid la cuestión no es solo económica, sino filosófica. Lara del Rey ejerce actualmente como “madre de día” y es muy crítica con el modelo tradicional de guarderías: “Fui propietaria de una escuela infantil durante seis años y sé de primera mano que para que sea rentable es imposible dedicar a los niños el tiempo y la atención que necesitan.




En las guarderías privadas todo el personal está con contratos temporales, las ratios se llevan al límite y la mayoría de directoras no son pedagogas. La sociedad no es consciente de la chapuza que se está haciendo con la educación de cero a tres en este país. Los padres creen que los niños pequeños se adaptan a todo, pero eso no es cierto”.


Lara tuvo una crisis personal después de seis años al frente de su escuela y decidió traspasarla: “Con el dinero que me dieron pasé un año sabático y me dediqué a leer todos esos libros de Educación y Psicología en los que no me había dado tiempo a profundizar cuando estaba trabajando (Montessori, Piaget, Laura Gutman, Steiner...). Entonces, conocí a Inés, pasé con ella una semana para ver cómo funcionaba una “madre de día” y salí fascinada. Me dije: “Por fin sin prisas, por fin respetando, por fin los niños son escuchados y consolados”.


Marisa López es madre de dos niños que han pasado por el hogar de Inés Gámez y está plenamente satisfecha con la experiencia: “Mi marido era más escéptico que yo, pero ahora está convencido de que es la mejor decisión que hemos tomado en nuestra vida”. ¿Y por qué? “Primero, porque no dejas a tu hijo en una institución educativa sino en un hogar. En las guarderías hay mucho ruido y los ritmos son muy estresantes; aquí sucede todo lo contrario, conviven niños de distintas edades que se estimulan los unos a los otros y no hay prisa para dejar el pañal, para comer, para quitarse el chupete... No están obsesionados con los resultados y lo importante es el proceso”.






En la casa de Lara todos los viernes se organiza un “té literario” con los padres: “Uno de nosotros queda encargado de traer un artículo sobre educación y lo comentamos con una taza de té y un bizcocho casero, se habla sobre cómo ha ido la semana”.




La mayoría de educadoras de la asociación de Madrid han realizado un posgrado de Pedagogía Waldorf, un modelo educativo de origen alemán que fomenta el desarrollo cooperativo, no tiene exigencias de rendimiento y defiende que “la formación ha de llevarse a cabo como un obrar artístico, en un ambiente libre y creador”. Rudolf Steiner, que estableció las bases teóricas del método Waldorf, ni siquiera preveía que la educación empezara a los cero años porque en aquella época ese tiempo del bebé pertenecía a las auténticas madres, no a las sustitutas.



Sin embargo, hoy la vida de las mujeres profesionales es muy distinta y sus necesidades también. “Las mujeres queremos y necesitamos trabajar, pero las necesidades del niño siguen siendo las mismas –añade Lara del Rey–, el problema es que esta sociedad se toma la maternidad como el gran problema”. Inés, que aboga por una ley que saque a la luz a las “madres de día” y las reconozca como profesionales no puede dejar de asumir sus contradicciones: “Nosotras no deberíamos existir, es el Estado quien debería invertir para que las madres pudieran quedarse en su casa cuidando de sus hijos”. Pero, de momento, parece una utopía.
 
 
 
http://www.hoymujer.com/ser-Madre/Educar/Madres-alternativa-guarderias-tradicionales-649798092011.html


No hay comentarios: