Comparto este artículo de la página, la nueva ruta del empleo, titulado "La cuerda locura de educar en la creatividad".
Creemos que es posible y por eso, Creamos.
Creatividad es la capacidad de construir nuestra propia vida, aquella que queremos crear.
Y por eso, la creatividad está directamente relacionada con nuestro
autoconocimiento, cuanto más vamos descubriendo sobre quién somos,
nuestros valores, nuestras pasiones... nuestra capacidad de
“construcción” aumenta. Contamos con más herramientas, más opciones, más
confianza en quién somos y lo que queremos. Y lo más importante: creemos que es posible y por eso, creamos.
“Aquello que enriquece al niño
en su capacidad creativa no es la obra creadora, sino su proceso
creador; es decir, ese suceder continuo de decisiones, de toma de
postura ante un diálogo abierto con aquello que se está creando. Esto es
lo que le afianza en su personalidad. ¿Y no es acaso esto la base de
partida de toda educación? Lo que no queda plasmado en el
papel, aquello que no se puede elogiar como obra maestra, puesto que no
se ve ni se oye, es importante porque ha quedado plasmado en lo más
profundo del ser, y es el alimento de sus raíces que ha sido engendrado durante el proceso creativo” (Adriana Bisquert).
La creatividad te conecta
a la pasión, a la confianza, al amor, porque sólo desde ahí podemos
crear. Y es que el auténtico pensamiento creativo debe ir acompañando de
una visión positiva. Sólo cuando creamos desde el amor, cuando nuestra creatividad está orientada a construir, a aportar, a transformar(nos), teniendo en cuenta el beneficio común, sólo entonces, la creatividad nos acerca a eso que llamamos felicidad. Y
es que los apellidos de la creatividad son la confianza, la
responsabilidad, la libertad, pasión, el descubrimiento, la
transgresión, aventura, silencio…y sí, un poquito de locura.
¿Sabes
quienes son las personas más creativas del mundo? ¡Los niños! En ellos
se dan de manera natural los elementos esenciales para desarrollar la
creatividad. Su ingenuidad y espontaneidad
hacen que estén abiertos a vivir y sentir la vida sin esos filtros que a
los adultos nos limitan, los prejuicios, los convencionalismos, los
miedos. Los niños huyen de la costumbre y la tradición, que hacen que
hagamos las cosas siempre de la misma manera, ellos SE ATREVEN a mirar las cosas de otra manera fuera de lo común.
“Lo hice bien porque no sabía hacerlo y estaba lleno de asombro y dudas” (E. Chillida).
¿Y la principal herramienta para esto? La pregunta.
Los niños son grandes “preguntadores”, están ávidos de conocimiento. Su
interés está en saber más y más. Es lógico, están descubriendo el mundo
al que no hace mucho llegaron. Preguntan y no se conforman con la
respuesta, ya que esa pregunta les lleva a otra…y así es como ellos
crean su mundo. Pero vamos creciendo, incorporando rutinas, prejuicios,
miedos…y ese arte de hacer preguntas desaparece. Nos da tanto miedo
hacer el ridículo, nos importa tanto el qué dirán que preferimos
quedarnos sin respuestas antes que “arriesgarnos” a preguntar y que se
rían de nosotros.
“Todos los niños nacen artistas, el problema es seguir siendo artista al crecer” (Picasso).
¿Cómo podemos acompañar a nuestros hijos a desarrollar la creatividad?
- Fomentando espacios de confianza. Fortaleciendo su autoestima, que ellos sientan que pueden crear la vida que elijan.
- Apoyando a nuestros hijos, alumnos, a desarrollar, investigar, probar aquello que les atrae, les apasiona, les motiva. Y vivir desde la confianza, la incertidumbre de que las cosas pueden salir o no, de que el error es oportunidad y es un paso importante que nos ayuda a avanzar, a aprender y a crecer.
- Facilitando espacios de juego, de movimiento. El juego libre, la experimentación con materiales, la aventura a través de nuevas experiencias, dejando que prueben, que se equivoquen, que pregunten.
La
inspiración, esa musa que nos visitas y nos acompaña en el proceso
creativo, nos suele pillar “desprevenidos”, en momentos de desconexión,
cuando estamos disfrutando de aquello que nos gusta, bailando,
corriendo, cantando…Deja que los niños jueguen con sus musas,
escuchen su intuición, sigan adelante sin miedos, ellos no necesitan
esa sensación de seguridad y control, sí Confianza que no es lo mismo.
Dice
Serrat que los niños son esos “locos bajitos” y sí, ese punto de locura
es otro ingrediente básico para la creatividad. Por eso deberíamos
cuidar más a nuestros niños, son artistas en estado puro, están
conectados con sus emociones, con su intuición, aún sin muchos miedos
que luego les transmitimos los adultos, son pasión y amor, son observadores, exploradores, atrevidos y saben como nadie reconocer lo esencial y es desde ahí como son nuestros auténticos Maestros de Vida.
“En
cierta ocasión una niña entró en el taller de un escultor. Durante
largo rato estuvo disfrutando de todas las cosas asombrosas que había en
el taller: martillos, cinceles, pedazos de esculturas desechadas;
bocetos, bustos, troncos…todo tipo de materiales. Pero lo que más
impresionó a la niña fue una enorme piedra tosca, llena de magulladuras y
heridas. Era una piedra sin forma, desigual y rozada por el transporte
desde su lugar de origen.
La niña estuvo
acariciando mucho rato la superficie rugosa de la piedra y, después de
un rato, se fue.
A los pocos meses la niña regresó al taller y vio sorprendida que en
lugar de la enorme piedra se erguía un hermosísimo caballo que perecía
ansioso de acabar de liberarse de la fijeza de la estatua y ponerse a
galopar. Entonces la niña se dirigió al escultor y le dijo:
-¿Cómo sabías tú que dentro de esa enorme piedra se escondía este precioso caballo?”.
Y es que educar en la creatividad es educar para acompañar a que los niños y niñas se conviertan en personas flexibles, confiadas,
apasionadas, amorosas, transgresoras, originales y preparadas para
asumir riesgos, errores y listas para afrontar los problemas y
obstáculos que se vayan presentando desde una actitud abierta, positiva y
respetuosa.
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