Cuantas veces has encontrado a tu hijo/a irritado, molesto, en resumen raro, y no has sabido porque. Pues bien igual que los adultos, ellos sufren la plaga de este siglo (y del pasado), el estrés. A continuación podéis leer un artículo de Zulema González, del blog Crianza y amor natural, donde se exponen los signos del estrés y algunos consejos para resolverlo.
Estrés en los niños
El estrés
es una reacción el organismo ante una situación que nos mantiene tensos, fuera
de nuestro círculo de tranquilidad. Esto lo experimentamos todas las personas
pero la diferencia está en cómo lo afrontamos.
En
ocasiones los padres no encontramos estresados por alguna crisis financiera,
familiar o emocional, esto puede repercutir en una crisis estresante para el
niño también. Recordemos que estamos conectados padres e hijos.
A veces
no nos damos cuenta que nuestro hijo está pasando por un momento de estrés, que
incluso en dosis pequeñas es normal, pero cuando éste aumenta suele ser
peligroso.
Algunos
signos de estrés NO resuelto en niños son:
Síntomas físicos
-Cambios alimentarios
-Dolor o malestar estomacal
-Alteraciones del sueño
-Pesadillas
-Síntomas físicos sin ningún tipo de
enfermedad
Síntomas emocionales
-Ansiedad
-Preocupaciones
-Miedos nuevos o recurrentes (miedo a la oscuridad, a estar solo o a los extraños)
-Irritabilidad
-Llanto constante
-Comportamiento agresivo
-Desinterés por participar en actividades que antes gustaban
-Preocupaciones
-Miedos nuevos o recurrentes (miedo a la oscuridad, a estar solo o a los extraños)
-Irritabilidad
-Llanto constante
-Comportamiento agresivo
-Desinterés por participar en actividades que antes gustaban
Alternativas
para ayudar a los niños a enfrentar el estrés de la manera más saludable:
-Ayude al
niño a anticipar eventos que puedan ser estresantes para él.
-Ofrezca
un ambiente de apoyo donde el niño pueda expresar sus emociones o
preocupaciones de forma creativa o artística.
-Ayude a
que el niño pueda reconocer, nombrar, aceptar y comunicar sus sentimientos.
-Escuche
de forma atenta, sin juzgarlo o burlarse. Muchas veces nos parece
"tonto" lo que el niño está sintiendo, validemos sus sentimientos.
- Enseñar
técnicas de relajación.
-Ayúdelo
a pensar en soluciones en lugar de ocupar su mente en preocupaciones.
-Ser empáticos
y mostrar nuestro afecto.
-Enseñarles
que hay situaciones que no podemos controlar, pero que sí podemos controlar
cómo las percibimos.
-Fortalecer
los sentimientos de autoestima en el niño.
-Estimular
la actividad física constante (reduce los niveles de estrés)
-Mantener
al niño informado de cualquier cambio que pueda ocasionar estrés.
Nuestro vínculo afectivo refuerza la confianza Madre/Padre-Hijo,
de tal forma que no tendrán miedo de pedir ayuda cuando se sientan mal
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