La EFSA aconseja su consumo a niños, mujeres embarazadas y lactantes debido a su papel funcional en el desarrollo cerebral y ocular.
Ante la proliferación de alimentos "funcionales" enriquecidos en omega 3 (un tipo de grasas), las autoridades europeas han considerado necesario revisar la seguridad de estos compuestos, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, así como el establecimiento de los niveles seguros para la población. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha informado de las ingestas diarias recomendadas de omega 3, de acuerdo con el consenso científico y médico.
La ingesta suficiente de los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y, en particular, de DHA (ácido docosohexaenoico y una forma de omega 3) durante el embarazo, la lactancia y la primera infancia es vital para el desarrollo cerebral y ocular. En el ámbito de la salud, las publicaciones científicas recomiendan el consumo de un complemento extra de omega 3 en casos de depresión y otras perturbaciones mentales, como el trastorno bipolar.
Ingestas diarias
Las recomendaciones de ingestas diarias de omega 3, en concreto de DHA, se dirigen de manera específica a grupos de población diana, como los niños, las mujeres embarazadas y los lactantes. Afecta a etapas de la vida en las que el aporte de DHA es crítico para el correcto desarrollo del bebé y durante los primeros años de vida. El panel de expertos de Productos Dietéticos, Nutrición y Alergias de la EFSA (NDA) ha definido estas recomendaciones en los siguientes valores seguros:
Niños de 7 a 24 meses: 100 mg de DHA por día.
Mujeres embarazadas y lactantes: 200 mg de DHA por día.
A petición de la Comisión Europea, y tras un periodo de investigación y deliberación, la EFSA ha respaldado las alegaciones de propiedades saludables que pueden incluir los productos enriquecidos en DHA sobre su ingesta y su beneficio en el desarrollo cerebral y la salud visual de los niños. Todo ello de acuerdo con el Reglamento 1924/2006 de declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de los alimentos. Las declaraciones aprobadas se basan en los siguientes términos:
"La ingesta de DHA puede contribuir al desarrollo normal del cerebro de los fetos, lactantes y niños pequeños".
"La ingesta de DHA puede contribuir al desarrollo normal de los ojos de los fetos, lactantes y niños pequeños".
"La ingesta de DHA puede contribuir al desarrollo visual del niño".
Las autoridades europeas añaden que otras alegaciones del consumo de DHA con cualquier función cognitiva más específica del cerebro (concentración, memorización, pensamiento, comunicación) y de la visión (corrección de deficiencias visuales, aumento de la visión) necesitan más investigación científica para que se respalden. Este gran paso adelante determinará de manera segura la cantidad mínima y máxima de estos ácidos grasos que los fabricantes podrán añadir a sus productos enriquecidos, así como la obligatoriedad de informar al consumidor de la ración de alimento que debe consumir para que el aporte sea el estimado. Para los profesionales de la dietética y la nutrición, estos datos sirven de orientación para garantizar a través de la mejor selección de alimentos el aporte adecuado de estos compuestos.
Alimentos enriquecidos
En la naturaleza hay alimentos con una concentración elevada de omega 3, pero gran parte de la población, por desconocimiento u otros motivos, recurre a los productos enriquecidos. En un análisis comparativo de productos enriquecidos en omega 3 llevado a cabo por CONSUMER EROSKI en 2005, se detectaron deficiencias notables en la composición nutricional en algunos de los productos analizados. Un 26% carecían de grasas DHA y EPA, que son los omega 3 destacados por sus cualidades preventivas y protectoras.
100 gramos de salmón fresco contienen alrededor de 5.000 mg de grasas EPA y DHA
Estos alimentos (un producto lácteo, una bebida de soja, un preparado graso a base de aceites refinados y un néctar de frutas) llevaban adicionado ácido linolénico que, aunque es un ácido graso omega 3, carece del efecto protector demostrado frente a las enfermedades cardiovasculares de los anteriores.
El análisis constató algo que ya se sabía: algunos alimentos naturales son muy ricos en omega 3. Incluso cuantificó varios: 100 gramos de salmón fresco contienen alrededor de 5.000 mg de grasas EPA y DHA; la misma cantidad de bonito, unos 2.300 mg, y de trucha, cerca de 1.500 mg. En cambio, el alimento enriquecido con mayor cantidad de estos omega 3, una grasa para untar (tipo margarina), contenía sólo 528 mg/100 g, con el inconveniente añadido de que, al ser un alimento tan graso, conviene consumirlo en poca cantidad y limitar así el aporte de omega 3, un aspecto que no ocurre con los 100-150 g de ración saludable de pescados azules.
EVIDENCIAS CIENTÍFICAS
El DHA es un ácido graso que desempeña un rol estructural y funcional en el cerebro y en la retina. En la actualidad, la normativa vigente es muy exhaustiva en relación a la evidencia científica que ha de demostrar la industria alimentaria respecto a la función de los distintos componentes que añade a los alimentos y su relación con la salud y la enfermedad. La legislación también es muy exigente con la información que el fabricante debe dar al consumidor: tipo de componente añadido, biodisponibilidad en el alimento elaborado en la cantidad añadida, efectos demostrados en función de la cantidad consumida por ración y potenciales efectos secundarios o contraindicaciones.
Autor: Por MAITE ZUDAIRE
Fecha de publicación: 21 de enero de 2010
( FUNDACION CONSUMER EROSKI)
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